“Los vinos de Betanzos saben a mar”

“Estamos en una zona histórica muy importante, con unas variedades únicas, como el blanco legítimo, agudelo, merenzao… Tenemos un terroir único, en laderas con una mineralidad increíble, al lado de un río influenciado por las mareas, que llegan hasta los viñedos: se nota cuando pruebas los vinos de Betanzos que saben a mar. Los críticos respetan y valoran los vinos de Betanzos”, destaca Luís Sande, de la bodega Pagos de Brigante.

Sande lamenta por otra parte la pequeña capacidad de producción que tiene la IXP en la actualidad. En ese sentido, la estrategia actual pasa por plantar despacio y ampliar la superficie de viñedo. Así, uno de los proyectos estrella de su bodega es una ambiciosa plantación en Paderne, no muy lejos de los Caneiros, fruto de un amplio esfuerzo para hacerse con hasta un ciento de fincas de distintos propietarios y donde en la actualidad tienen ya dos hectáreas plantadas.

En su cosecha más reciente, Pagos de Brigante apostó por hacer únicamente un vino blanco y otro tinto, mezclando en cada caso las múltiples variedades de uva que poseen. En la opinión de Luís Sande esto los llevó a conseguir un vino de más calidad que con anteriores monovarietales.

El responsable de Pagos de Brigante llama la atención también sobre dos paradojas comerciales con los que se encuentran. En primer lugar la ironía de ser en el propio Betanzos comparativamente donde menos comercializan sus vinos. Y por otro lado, la dificultad de comercializar algunos de sus vinos más premiados y valorados por críticos como Parker, Padín o Peñín. Un obstáculo que atribuyen a la falta de notoriedad que aún acusa la IXP betanceira y que pone en desventaja a los vinos de la zona con respecto a otros vinos de precios similares de otras áreas geográficas.

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