“Desde que tengo uso de razón recuerdo ir a las vendimias”
En A Pobra do Caramiñal y a sus más de ochenta años, Francisco Crusat nos cuenta de la bodeda Entre os Ríos.

¿Quién y cuando funda la bodega Entre os Ríos?
La fundo yo, Francisco Crusat, que pronto cumpliré 82 años.
¿Cómo llegaste al mundo del vino?
En mi casa, por la parte de mi madre, había tradición viticultora.
¿Recuerdas tu primera vendimia?
Desde que tengo uso de razón recuerdo ir a las vendimias en septiembre a la casa de mis tías-abuelas, porque antes las clases no comenzaban hasta octubre.
¿Algún recuerdo especial en tu vida al lado de las vides y los vinos?
Recuerdo alguna vendimia de cuando los viñedos habían sido afectados por el mildiu, que sentí como perder vida. También de cuando de niño pasaba la noche entera vigilando la destilación del orujo para la aguardiente, controlando que el fuego ni fuera muy alto ni se apagara.
¿De qué áreas concretas vienen vuestras uvas?
De las que producimos en A Pobra do Caramiñal, y de otras que compramos en Boiro, Ribeira, Dodro y Valga.
¿Con qué variedades de uva trabajáis?
Albariño, Blanco legítimo o “Raposo”, Caíño (blancas) y Mencía (tinta)
¿Qué piensas que diferencia tu bodega, tus vinos, de otros?
En la zona estamos todos muy unidos y coordinados. Cada uno tiene sus especialidades. Nosotros tenemos los matices que dan nuestros albariños de cuatro años, y tenemos después los Komokabras: el Verde, sobre lías durante dos años; el Amarillo, con nueve meses en madera de roble; y el Naranja, ocho meses en ánfora tal y como hacían los fenicios.
¿Cómo fue la evolución de la bodega a lo largo del tiempo?
El primer vino lo hacía para mí, para la mía y para mis amigos. Como después no tenía tantos amigos para todo el vino que producía, comencé a comercializarlo. Más tarde nos organizamos en la zona originalmente bajo el nombre de Asociación de Viticultores y Bodegueros de Arousa Norte.
¿Dónde vendéis principalmente vuestra producción?
El 50% o más va para el extranjero, principalmente al Japón, a los Estados Unidos, al Reino Unido y a Irlanda, y también en menor medida a otros países europeos. En España, a través de una distribuidora especializada en bodegas pequeñas con vinos de alta calidad.
¿Cómo veis el futuro? ¿Algún reto concreto en el horizonte?
Actualmente estamos en el límite de ser una empresa familiar. Ahora le estoy cediendo el trabajo a mi hijo Jose, y el objetivo es adquirir seis hectáreas para poder ser empresa profesional y contar con un especialista enólogo. Y en diez años queremos llegar a producir 100 mil botellas. También estamos experimentando con vinos nuevos, como el Komokabras K-iño (de Caíño) o un espumoso.
¿Quieres recomendarnos algún maridaje especial de alguno de tus vinos?
Nuestros albariños son vinos frescos que combinan muy bien con casi todos los platos, salvo excepciones como la caza, ya que no tenemos ese tipo de tintos. Van bien con marisco crudo, pescado, calderetas y aves y carnes suaves.